martes, 2 de agosto de 2016

¡QUÉ MANERA DE PALMAR!

MOSTIOS 19 - BAR JAMAICA 21
Pista exterior Oratorio Salesiano Pozoblanco

¿Qué pasa por tu mente cuando tienes que tirar un tiro libre? En realidad es algo sencillo. Tan solo tú, el aro y el balón. Sólo eso. Es el único tiro que es siempre el mismo. Por eso se suele entrenar una rutina. Adrian Dantley, miembro de los Bad Boys de Detroit Pistons, miraba la canasta, se limpiaba el sudor de una ceja, luego se limpiaba el sudor de la otra ceja, se tocaba la cara, botaba, flexionaba, amasaba con mucha paciencia el balón hasta quedar las manos colocadas exactamente donde él quería, volvía a flexionar, respiraba y por fin lanzaba. Se dice que una ocasión le pitaron la violación de exceso de tiempo en los tiros libres (en la NBA son 10 segundos). Pero el resultado era que la pelotita siempre acababa dentro, de hecho entre las cinco marcas de más tiros libres anotados en un partido tres son de Dantley con 28, 27 y 26 mientras que las dos marcas restantes son de Wilt Chamberlain y un tal Michael Jordan.

No voy a descubrir a nadie que Juanba es un gran tirador. Sus triples han dado victorias a grandes equipos y a otros más pequeños. En las tres temporadas que vistió de Tuku Tuku convirtió a un equipo comparsa (o más bien una chirigota) en uno de los animadores de la competición clasificándolo en la lucha por alcanzar los playoffs.

Pero ¿cómo se le da el tiro libre? Pues muy bien. De hecho, perdíamos de uno y le pitaron falta cuando trataba de cruzar el medio campo. Un árbitro pitó el final del partido y el otro, al mismo tiempo, señalaba con su puño en alto la concesión de un tiro libre. Todos los ojos estaban sobre él. Sólo un tiro. No hay rebote. Si no entra se acaba el partido. Con nervios de acero Juanba armó el brazo y la pelota hizo "chof". ¡Nos ibamos a la prorroga!

Tres minutos después Juanba se encontraba en la misma situación. Solo había tres diferencias: tiraba en la otra canasta (la mala), aún quedaba un segundo y tenía DOS TIROS para GANAR el partido. Es la situación soñada por cualquier jugador de baloncesto. Sin presión. Hagas lo que hagas siempre tienes la red de la siguiente prorroga. Y con dos oportunidades. Es como si te dicen que Beyoncé ha venido a la feria del pueblo y está deseando conocerte. Por eso yo me senté en el banquillo decidido a ver como ganábamos la final tranquilamente, sin aspavientos, como el que lo hace cada verano. El aro decidió que la pelota no le gustaba y escupió el primero. Miré a mi hija que estaba sentada en el banquillo y le dije, no pasa nada Claudia, estaba calculando la distancia. Juanba botó dos veces, buscó la línea de la bola para que el efecto la hiciera girar hacia la red cayendo en una parábola perfecta y letal, como las granadas en las costas de Normandia durante el día D. La esfera recauchutada se dirigía lentamente hacia el aro como en un capítulo de Campeones. La gente empezó a moverse muy despacio y hablando como una cinta de cassette atascada en un R5 (creo que se me está yendo la olla con la escritura creativa). Yo la quiero. La amo con locura. La pelota de basket significa mucho para mí. Gracias a ella he encontrado un grupo de amigos fantástico que hacen especiales los miércoles noche y los meses de julio. Pero no la puedo perdonar. La muy .... se paseó por el aro haciendo una corbatita con un precioso nudo Windsor. Si hubiera tenido brazos nos habría dedicado un contundente corte de manga con peineta incluida.

Cuarenta minutos antes de este momento la expectación era máxima. Mientras en la cancha contigua se dirimía la final de fútbol sala, los Mostios, sabedores de que Cristino no podía jugar, se confabulaban para dar lo mejor de sí en la final. La rutilante estrella jarota llegó a los Mostios con el propósito de dar un salto de calidad en esta plantilla para luchar por el título. Sin embargo, tras su estelar papel en las semis sus rodillas se inflamaron impidiéndole jugar la final. En los principales periódicos deportivos y tertulias radiofónicas han llovido críticas sobre Juanba Escribano por dilapidar los recursos económicos de los Mostios en un fichaje que se sabía que tenía esa debilidad en las rodillas. El más duro fue Tomás Roncero, que en el chiringuito se despachó a gusto diciendo: "Ayer decíais que Cristino era Cristiano, y hoy más se parece a Robben". Desde el club han dejado claro que no tienen ninguna queja con Cristino: "si hacemos una proporción entre el coste y lo que ha aportado al equipo podemos decir que Edu Lepe nos ha salido más caro". Esta alusión al percusionista zascandil pretende trasladar el debate fuera de foco, ya que si bien el jugador no ha podido ser alimeado mas que en tres o cuatro partidos, en la final fue el que tiró del carro en los primeros instantes de la primera mitad.

La gran final del Oratorio 2016 se presumía una versión mejorada de la del 2013 (http://tukutukubaloncesto.blogspot.com.es/2013/07/yo-no-mande-mis-mostios-luchar-contra.html). A pesar del revés sufrido por Cristino los Mostios llegaban en plenas facultades. El equipo que inventó el shot & run antes de que Curry fuera algo más que la especia que va detrás del cardamomo, se enfrentaba a los tricampeones consecutivos del Oratorio Salesiano de Pozoblanco. Bar Jamaica es un equipo colosal conformado por una dupla letal: Jorge López como dijo Maljkovic es un señor muy simpático, que en el calentamiento viene, te saluda y luego te mete 30 puntos; y Luis "Scola", un tipo que durante el partido parece que no está y cuando quieres darte cuenta te ha hecho un triple doble.

Sin embargo el inicio del embite no cumplía con las expectativas. Los Mostios, sin San Juan Bosco, se estrellaban una y otra vez contra el aro contrario en situaciones cada vez más inverosímiles. Tan sólo la defensa impedía que la diferencia fuera escandalosa. La defensa y Edu Lepe, que durante los primeros minutos fue el único capaz de ver aro (una canasta y un triple providenciales). El parcial se iba hasta los 3 a 10 y la final parecía acabarse prematuramente. Pero el Bar Jamaica se relajó. Coincidiendo con el descanso de Jorge Los Mostios encadenaron un par de canastas fáciles, buenas defensas y otro par de triples, recortando la diferencia hasta 4 puntos al final del primer periodo. Había partido.

La segunda mitad fue más igualada, las diferencias siempre se movieron no mas allá de los dos puntos. Pero nos fuimos cargando de faltas. Yo fui el primero en ser eliminado, una pena porque me sentía supermotivado y acababa de meter un triple. En el último minuto Luis nos hizo varios regalos en forma de fallo de tiro libre lo que nos permitió acercarnos a un punto. Después se produjo la falta en el último segundo y el tiro libre que acertó Juanba.

La prorroga fue enteramente terreno Mostio. Estabamos dando lo mejor de nosotros. Pero seguíamos cargándonos de faltas. Llegamos igualados al último minuto y nos la jugamos a dejar pasar el tiempo buscando un tiro ganador. Javi botaba el balón buscando un camino hacia el aro. La mesa empezó la cuenta atrás, diez, nueve... Nosotros la gritábamos desde el banquillo para que la pudieran oir desde la cancha... pero no hizo falta. El público, en un momento mágico, contó a coro los segundos que le quedaban al partido.
Como suele ocurrir en este juego la pelota acabó en el jugador con mayor peso en el equipo, Juanba, que casi sin tiempo lanzó un tiro de tres. Me encontraba dándole un repaso a más de cuatro generaciones de la familia Escribano por no haber buscado una opción más cercana al aro, cuando escuché el pitido del árbitro. Nos concedía falta y dos tiros. El reto ya lo sabéis. Cabreado como una mona y con el labio hinchado Juanba no se lo podía creer. Pero había que levantarse. Nada se había perdido. Estaba seguro de que Los Mostios tendrían otra oportunidad en la segunda prórroga.

Pero me equivoqué. Estábamos cargados de faltas. Sabíamos que poco a poco iríamos cayendo. Nada más comenzar el nuevo periodo extra Juanba tuvo que abandonar el partido. Al poco le siguió Javi, lo que nos dejaba en inferioridad numérica en pista. Y por último Pako. Edu y Titín aguantaron los últimos minutos como el general Custer en Murieron con las botas puestas, con el Bar Jamaica en el papel de Sioux.

El resultado: un enorme partido, con un justo campeón y un subcampeonato que sabe a gloria.

Gracias a todos los que haceis cada año de este torneo algo tan especial: deportistas, organizadores y a Kiko especialmente por su edicación. Y claro, gracias a los Salesianos por el oratorio. ¡Hasta el año que viene!

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